Carta de Irma Lucilia
Inharrime 3 de octubre de 2016
Estimados amigos, padrinos y todos los miembros de la Asociación,
Como ya hace demasiado tiempo desde mi último comunicado, os envío hoy algunas noticias:
Fueron muchos los voluntarios que pasaron por aquí a lo largo de los últimos meses, dejando su marca y su esfuerzo con ternura y competencia. Su trabajo sigue visible en todos los rincones del centro, pero sobre todo, se percibe la fragancia del amor en los corazones de nuestros niños y jóvenes.
Había jóvenes de Italia, España y Portugal. Cada uno, y todos los grupos, dieron lo mejor de sí mismos. Por eso queremos expresar aquí nuestro más profundo agradecimiento.
De España, además de Iván, que aunque ya no está en el centro sigue visitándonos, y ahora con la nueva voluntaria de AIE Gabriela, tuvimos el grupo de Lorenzo que vino de Alicante, con César, Daniel y Antony.
Gabriela ha tomado el relevo en todo lo referente a los apadrinamientos, algo por lo que le estoy muy agradecida. Participó en la última entrega, y espero que en breve envíe las fotos correspondientes.
Algunas de las chicas internas con sus crisis de crecimiento (12-14 años) han requerido una atención especial, pero yo creo que la reflexión y la supervisión harán que superen las situaciones más conflictivas.
El día 22 de septiembre volvimos a distribuir alimentos, jabón, bolsas y jarabes a las familias de los niños apadrinados. Fue para todos un día de alegría ya que, cada vez más, el acceso a productos de primera necesidad se está convirtiendo en un “milagro” para los pobres. Vosotros, con la ayuda que nos proporcionáis, sois los que hacéis posible este milagro. El milagro de compartir con aquellos que más lo necesitan. En su nombre y el nuestro: ¡KANIMAMBO
En el Centro aún no se ha terminado las obras construcción. Después de cubrir el campo de deporte, se iniciaron las obras de la sala de la biblioteca de la escuela primaria y la de los profesores, que está ya avanzada. Es cierto que cada día se hace más difícil realizar obras debido a la devaluación de la moneda y la necesidad de importar el material. Espero que a final del año se haya completado el trabajo, y los niños el próximo curso puedan disfrutar de una buena biblioteca.
¡Espero que las obras terminen!
Con respecto a la panadería, sin dejar de trabajar y a pesar de haber aumentado considerablemente la producción, no se puede decir lo mismo de las ganancias… Un camión de harina costaba el año pasado 400.000 meticales, y ahora cuesta 711.000. Mientras tanto, el pan se vende al mismo precio porque las personas no tienen poder adquisitivo. Queremos al menos dar “pan a quien tenga hambre”. Así, seguimos suministrando alimentos a los puntos de venta, dándoles la oportunidad de ganar 30 centavos de metical en cada panecillo. Los vendedores, especialmente mujeres, tienen un cierto beneficio ya que venden mucho volumen.
Estamos gestionando también ayuda para aquellos que buscan microcréditos para empezar un pequeño negocio. Además de pan, algunos tienen sus pequeños puestos de productos alimenticios, y otros de sandalias de plástico. Se va inventado lo que la imaginación sugiere, aunque siempre es muy poco para los grandes desafíos de los pobres.
Los campos están prácticamente arrasados. El calor intenso no permitió sembrar adecuadamente, e incluso la mandioca que se plantó acabó secándose. Se espera la lluvia como una bendición de Dios.
La comunidad de Hermanas, que este año ha sido muy reducida (solo 5), ¡se multiplica para llegar a todo!. Ha sido un trabajo muy duro. Esperamos el final del año para descansar un poco, deseando que en 2017 habrá más hermanas para llevar el “barco” a buen puerto…
El domingo 2 de octubre recibimos otro regalo de Dios. En esta ocasión fueron 2 niños los que llegaron al centro. Además de la ayuda que da a los niños el Sr. Henriques, ahora tenemos otros dos procedentes de las afueras de Inharrime, donde se han instalado personas de mala fe que secuestran a los niños. Acogimos a estos dos para salvarlos, y les pedimos a vecinos que los alojaran en sus casas ya que nosotros solo tenemos dormitorios para niñas. Los gritos del pueblo son cada vez más fuertes, y no podemos cerrar nuestros oídos si queremos seguir fieles a nuestra misión.
Queridos todos y todas, tened la certeza de que, aunque no nos comuniquemos a menudo, todos estáis bien dentro de mi corazón, y cada día agradezco lo que representáis y todo lo que hacéis por los pobres de esta tierra.
Con un cariño siempre renovado, os deseo a todos paz, alegría y mucha felicidad.
Ir. Lucília Teixeira